En esta historia no existen monstruos, solo rostros conocidos detrás de escritorios relucientes, discursos huecos y manos manchadas… de sangre y de indiferencia.
Mientras el Congreso, con los votos del Partido Verde y sus aliados, aprueba sin ruborizarse los ingresos y gastos del gobierno estatal, se ensaña con los perfiles incómodos.
La solución está en proyectos de infraestructura que garantizan el suministro sostenible de agua, pero esta solución, -en la lógica de la gallardía- no da votos.
Mientras el titular del Ejecutivo se concentra en su agenda personal, delega de facto el control político del estado al secretario general, quien actúa con total impunidad.