Señalan que para algunas mujeres con cáncer de mama los tratamientos son interrumpidos por la falta de medicamentos, por lo que familiares deben comprarlos en las farmacias a precios muy elevados.
Esta decisión refleja un preocupante patrón de gestión, en el que las políticas parecen priorizar la imagen pública sobre las necesidades reales de los ciudadanos, denuncian.