El municipio de Soledad de Graciano Sánchez vivió este fin de semana una serie de hechos lamentables que, más allá de su gravedad individual, revelan una profunda crisis social y el rotundo fracaso de las autoridades municipales para ofrecer políticas efectivas de atención a la niñez y juventud.
El primer caso estremeció a quienes transitaban por la carretera 57 y Acceso Norte, donde un menor de apenas 17 años intentó quitarse la vida arrojándose desde lo alto de un puente vehicular. Fue la oportuna intervención de elementos de la Policía Municipal lo que evitó una tragedia mayor. El joven, según declaró, decidió acabar con su vida debido a problemas familiares, lo que deja en evidencia la ausencia de redes de apoyo psicosocial, espacios seguros y programas municipales para el acompañamiento emocional de adolescentes en situación vulnerable.
Horas más tarde, se reportó el hallazgo de otro menor —también de 17 años— sin vida dentro de un vehículo estacionado en la calle Rayón. La causa: congestión alcohólica. Este hecho, más que una anécdota trágica, revela la normalización del consumo de alcohol entre menores y, sobre todo, la total indiferencia institucional ante el deterioro del tejido social.
Como si no bastara, la Guardia Civil del municipio informó sobre la detención de otro menor involucrado en el robo a un comercio. Al momento de su arresto, portaba un arma de utilería y fue acusado también de agresiones contra servidores públicos. Este episodio, lejos de ser un simple acto delictivo juvenil, es reflejo de la descomposición social y de la falta de oportunidades que enfrentan cientos de adolescentes en Soledad. Mientras las autoridades destinan recursos a eventos como la Feria de la Enchilada, brillan por su ausencia los programas de prevención, reinserción y desarrollo comunitario.
Tres menores, tres historias distintas, pero un mismo denominador: el abandono institucional. Soledad de Graciano Sánchez no necesita más rondines ni declaraciones vacías. Necesita voluntad política para reconstruir el futuro de su juventud antes de que las estadísticas se sigan llenando de tragedias que pudieron evitarse.
