La nueva producción de Netflix, Adolescence, estrenada el 13 de marzo, ha sorprendido a audiencias y críticos por su innovador enfoque en la comunicación adolescente. La serie revela que cada emoji esconde un mensaje codificado y cargado de significado, lo que ha generado debate sobre la forma en que los jóvenes se expresan en la era digital. En un contexto donde la tecnología y las redes sociales moldean comportamientos, la trama pone en evidencia que el verdadero enemigo no es el adolescente, sino la influencia constante de la pantalla y las ideologías actuales. Además, se destaca la crítica a la aparente inacción de los padres, quienes no supieron interpretar las señales de alarma que les permitieron ver con claridad el caótico mundo en el que se sumergen sus hijos.
En la serie, Adam, el hijo del detective Bascombe, le explica a su padre los comentarios de Katie en los que utiliza el emoji de la píldora roja. Adam le dice: “La píldora roja es como decir: Veo la verdad«. También, el emoji de la dinamita, simboliza una “explosión” de la píldora roja, es decir, el despertar violento a lo que los incels consideran una verdad perturbadora sobre la sexualidad y las relaciones. Además, se menciona el emoji del frijol, utilizado por los incels para identificarse como parte de esta subcultura; y el emoji del número 100, que hace referencia a la regla 80/20 de la atracción entre hombres y mujeres. Estos símbolos se utilizan para expresar la frustración de los jóvenes y su percepción de que la vida les ha sido injusta.
El enfoque narrativo de Adolescence invita a una reflexión profunda sobre el papel de la familia y la sociedad en la educación emocional y digital de los jóvenes. La serie sugiere que ignorar el poder transformador de las nuevas formas de comunicación puede llevar a un alejamiento entre generaciones, donde los padres se quedan atrás en un entorno que evoluciona a pasos agigantados. La serie se presenta como un llamado urgente a estar atentos a los cambios en el lenguaje y a la influencia que tienen las redes sociales en la formación de la identidad juvenil, impulsando un debate necesario sobre cómo orientar a las nuevas generaciones en un mundo cada vez más tecnificado.
Más allá del entretenimiento, Adolescence se erige como una crítica social que cuestiona la responsabilidad colectiva en la protección y el entendimiento del lenguaje digital. La serie desafía a educadores y padres a replantearse sus métodos de comunicación y a involucrarse activamente en la construcción de un entorno seguro y comprensivo para los adolescentes, quienes, a través de cada emoji, narran una historia que trasciende el mero texto.
